"PORQUE LO DIGO YO" Y OTRAS FORMAS DE DIÁLOGO
Nota: En azul, texto de Adrià; en verde, texto de Schopenhauer; en gris, texto de Susana.En parte por aclamación popular (de uno de nuestros lectores), y en parte porque este amable lector nos ha dado casi todo el trabajo hecho (y muy bien hecho), dedicamos esta entrada a ese curioso, incisivo, extraño personaje que fue Arthur Schopenhauer.
Permítanme una pequeña introducción. Arturo vivió a finales del siglo dieciocho y principios del diecinueve en Alemania. Era un chico con bastante tiempo libre, circunstancia que en la mayoría de la población suele causar estragos: ahí están, sin ir más lejos, Carmen de Mairena o Paco Porras, el vidente de las verduras. Pero Arturito, por suerte, prefirió los libros a las hortalizas y dio en convertirse en una especie de Tote King de la Filosofía: clarito y a la yugular. Arremetía, con bastante sentido del humor y por igual, contra la esclavitud, las mujeres, los demás filósofos, la estupidez o, cuando tenía un mal día, el ser humano en general. Fue uno de los primeros pensadores occidentales en interesarse por las filosofías orientales. Cuando se publicó la que hoy es considerada piedra angular de toda su producción, El mundo como voluntad y representación, no se enteraron ni en la librería de su barrio, fría acogida que él jamás perdonaría al mundo académico. Tuvo que esperar a publicar Parerga y Paralipómena (un compendio de pensamientos sueltos sobre diversos temas) para ver reconocido su trabajo. A partir de entonces despertó pasiones, e influyó en individuos tan dispares como Richard Wagner, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud o Sören Kierkegaard. Le encantaba, de vez en cuando, dejar a un lado la metafísica y reflexionar sobre asuntos que suelen preocupar a más gente, como el amor, el dolor, el aburrimiento o la forma de ganar las discusiones con la suegra. Precisamente de discusiones trata el libro de Schopenhauer cuya reseña nos envía Adrià, El arte de tener razón. Cuéntanos, Adrià:
Hoy les vamos a hablar de uno de los libros menos conocidos pero no menos interesantes de Arthur Schopenhauer, El Arte de tener razón expuesto en 38 estratagemas (¡toma ya!). Comenzaré contándoles que este libro nunca se llegó a publicar en su vida, aunque ésta era su voluntad.
El sr. Schopenhauer vivió por allá la primera mitad del siglo XIX, ya saben, después del follón que se montó con lo de la Revolución Francesa; el Racionalismo, el gusto por los clásicos y el fuerte sentimiento nacional estaban a la orden del día.
Nuestro filósofo, influenciado claramente por Kant y Platón, escribió el libro que nos ocupa desde su acomodada posición social, que le permitía no tener que trabajar.
Empieza Schopenhauer el libro aclarándonos que la erística es el arte de discutir pero, ¿de qué sirve discutir contra otra persona que conseguirá la razón, la tenga o no? No lo olvidemos, somos humanos y esto nos condena a querer demostrar que nuestro punto de vista es el válido. Y aquí es donde entra en juego el libro: si tenemos por adversario en una discusión a alguien cuyos razonamientos -legítimos o no- nos pueden desmontar nuestra tesis, ¿no nos será de utilidad conocer los argumentos que utilizará y, sobre todo, cómo derribarlos?
Schopenhauer, incluso etiquetando con nombres algunas tácticas, nos lleva a través de ejemplos por distintas situaciones en las que una frase pronunciada con más o menos malicia/astucia/moralidad nos permitirá conseguir la razón.
Permítanme (y esto va dirigido a los editores de Alianza Editorial) que les transcriba una de las estratagemas -digamos curiosa- para ponerles en situación:
Estratagema 15:
Si hemos expuesto una tesis paradójica que no sabemos cómo demostrar, proponemos a la aceptación o rechazo del adversario cualquier tesis correcta, cuya corrección no sea, sin embargo, en exceso manifesta, como si quisiéramos extraer de ella la demostración: si la rechaza por desconfianza, le reducimos ad absurdum y triunfamos: si la acepta, por lo pronto ya hemos dicho algo razonable, y luego ya veremos.
Quicir: si nos hemos metido en camisas de once varas y no sabemos cómo demostrar lo que estamos diciendo, soltamos cualquier cosa que sea verdad. Por ejemplo, está usted discutiendo con su señora sobre las tareas domésticas, y no ve la forma de demostrarle que, realmente, no es necesario fregar los platos a diario. En el momento más acalorado de la riña, usted le suelta: "Pero estarás de acuerdo en que el Mistol ha subido de precio". Cuando ella diga que sí, usted responde, con todo descaro: "¿Ves como tengo razón?" y da la discusión por terminada. Ha ganado. Les parecerá absurdo, pero yo he visto exactamente el mismo planteamiento en no se qué revista o libro de autoayuda. ¿Deberíamos, tal vez, incluir a los redactores de la Cosmopolitan entre las mentes sesudas que han recibido la influencia de Schopenhauer?
Esto requiere la desvergüenza más extrema: pero de hecho ocurre, y hay gente que practica todo esto instintivamente.
Vamos, una pequeña perla. Eso sí, que haya relatado y organizado todas estas estratagemas no significa que las haya utilizado; simplemente nos precave de que ahí están.
La verdad es que, según cómo se enfoque, el libro parecerá más humorístico que filosófico. ¿Quién dijo que la filosofía era aburrida? ¿Y quién dijo que no servía para nada?
A ver si se animan a leer el libro, si no lo han hecho ya, y en los comentarios nos explican si han recurrido a alguna estratagema para conseguir la razón.
Y, mientras esperamos, dejemos hablar un poco al maestro:
"Nada muestra mejor la ignorancia del mundo como alegar, cual prueba de los méritos y valía de un hombre, que tiene muchos amigos. ¡Como si los hombres otorgasen su amistad con arreglo a la valía y al mérito! ¡Como si, por el contrario, no fueran semejantes a los perros, que aman a quien les acaricia o solamente les echa huesos que roer, sin más halago! Quien mejor sabe acariciar a los hombres - aun cuando sean asquerosas alimañas -, ese tiene muchos amigos."
De Parerga y Paralipómena
"¡Ah! Cuando la calidad de la sociedad pueda sustituir a la cantidad, entonces merecerá la pena vivir aunque sea en el gran mundo, pero cien necios puestos en montón no hacen un hombre de talento". De Parerga y Paralipómena
"Así pues debemos abrir puertas y ventanas a la alegría, siempre que se presente, porque nunca llega a destiempo, en vez de vacilar en admitirla, como a menudo hacemos, queriendo primero darnos cuenta de si tenemos motivos para estar contentos por todos conceptos, o por miedo de que nos aparte de meditaciones serias o de graves preocupaciones; y sin embargo, es muy incierto que ellas puedan mejorar nuestra situación, al paso que la alegría es un beneficio inmediato. Ella sola es, por decirlo así, el dinero contante y sonante de la felicidad."De Parerga y Paralipómena
"Lo que se opone más al hallazgo de la verdad no es la falsa apariencia que surge de las cosas, llevando al error, ni tampoco inmediatamente la debilidad de la inteligencia, sino la opinión presupuesta, el prejuicio que se impone como impedimento a priori a la verdad."De Parerga y Paralipómena
"Toda satisfacción, o lo que comúnmente se llama felicidad, es, por su naturaleza, siempre negativa, nunca positiva. No es algo que exista por sí mismo, sino la satisfacción de un deseo, pues la condición primera de todo goce es desearle, tener necesidad de alguna cosa. Mas con la satisfacción desperece el deseo y por lo tanto cesa la condición del placer y el placer mismo. De aquí que la satisfacción o felicidad no pueda ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad" De El mundo como voluntad y representación, vol. I
Para saber más:
Página dedicada a Schopenhauer.
Citas de Schopenhauer.
Texto completo de El mundo como voluntad y representación.
Descarga recomendada:
Arthur Schopenhauer: Dialéctica erística o el arte de tener razón.
Etiquetas: Reflexiones
13 Comments:
Mira mamá, salgo en internet! :P
Bueno, ha sido un pequeño homenaje a Schopenhauer, por los buenos ratos que me hace pasar la lectura de sus obras.
Con vuestro permiso, aquí dejo una pequeña receta, que leí hace tiempo en una bitácora, con el mismo objetivo pero desde un punto de vista menos serio.
http://weblogs.clarin.com/podeti/archives/000672.php
P.D: Cuando consiga nivel suficiente de lectura me leeré algo de Schopenhauer, me ha llamado mucho la atención.
¡¡Ja, ja, ja!! Buenísimo tu enlace, Albertdm. Me encanta cómo va dando argumentos cada vez más acalorados. Mi favorita es “Primero leé la Enciclopedia Británica y después hablamos”, esa me la apunto.
En cuanto al nivel de lectura que mencionas, no te preocupes: al principio parece complicado, pero es cuestión de un poco de atención y paciencia, nada más. Cuando te animes, en esta página
http://schopenhauer-web.org/citas.html
han recopilado varios trocitos de digestión ligera, puedes empezar por ahí si quieres. ¡Ánimo!
magnifico ..
Hola,
tal como indica Susana, no te preocupes por el nivel suficiente de lectura. Empieza con un libro más llano (El arte del buen vivir, El arte de tener razón, El arte de insultar...) antes que con uno más denso (El mundo como voluntad y representación, los Parerga,...) y verás que introducirte en él no es tan complicado como parece.
Primero lee la Enciclopedia Británica y después hablamos :D
Ahora en serio, en www.schopenhauer-web.org hay una lista de correo en la que os invito como participante a entrar. Si bien el nivel es bastante elevado, siempre se puede aprender de maestros.
Saludos y me alegra que os haya gustado el escrito.
Que no le hayan publicado muchos de sus escritos, dice bastante a su favor ¿no te parece?. Si quieres hacerte rico vendiendo libros, no tienes más que escribir para los imbéciles que son multitud. Para eso ya está El código Da Vinci.
¡Ja, ja! Mejor será que no des ideas, Anita, o perderemos a los pocos escritores buenos que tenemos...
Al final pones "descarga recomendada". ¿Se puede descargar gratis de alguna arte? ¿O te refieres al cuadrúpedo?
Perdona si es algo habitual aquí, pero es que yo soy de CPI.
Davidmh: tienes razón. Ha sido un error por mi parte, en lo sucesivo especificaré. Cuando pongo "descarga recomendada" me refiero a que está, en efecto, en Emule.
Gracias, Susana. Ya le he puesto la cebada, y ha comenzado a trabajar.
Cuando leí el comentario, lo primero que pensé es ¡yo lo quiero, yo lo quiero! ¡ñañañaña!
Arturo me cambio la vida. Pero a su vez me alejo del hombre porque me mostró en palabras sencillas lo que es y me enseño su peligrosidad. Desde que comence a leer a Schpenhauer me libere. No soy crítico literario ni de Filosofia, pero hoy día no tengo ninguna necesidad del hombre porque no merece mi odio, el odio es un sentimiento y esta hiena no lo merece.
Muy bueno gracias a las sras escritoras
Muy bueno gracias a las sras escritoras
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