viernes, agosto 17, 2007

PARA TODOS LOS NIÑOS GRANDES. RATATOUILLE.



Cuando me gusta tanto algo, dudo seriamente si no estaré intoxicada de nuevo con una nueva descarga de estos torrentes hormonales que desagradablemente te hacen llorar con Bambi o estallar en cólera contra una bolsa del supermercado porque tiene el asa rota o porque no cabe todo lo que has comprando, momento oportuno en el que tímidamente, la dependienta te advierte…¡aquí tiene más bolsas!

Pero al parecer o todo el cine estaba imbuído por el mismo y desastroso estado emocional o Ratatouille es sin duda una gran película del género de la animación…y del de la comedia…y del de acción…y del romántico….y vale ¡ya lo dejo!

Esta es la segunda vez en toda mi vida que veo que el público de un cine se arranca espontáneamente a aplaudir (y voy todas las semanas). La primera vez fue en el estreno de Tesis, de Amenábar. Sin duda nos impresionó mucho a todos, pero era el estreno y en este caso es normal… (aunque si soy sincera yo me quedo con la controvertida Abre los ojos que ha pasado sin pena ni gloria). Pero esto es tema para otro post. La segunda fue el otro día, un jueves a las 8 de la tarde, la sala medio llena, la película que no empezaba pues tenía problemas con la proyección. Y sin embargo consiguió arrancar unos sinceros y efusivos aplausos.

Veréis, voy a confesarles un pequeño secreto: soy una de las personas más viciosas que conozco, estoy enganchadísima al vicio del cine. Suelo irme a alguno grande, si abunda la versión original pues mejor que mejor. Y me dejo llevar total y absolutamente por mi intuición. Es increíble la capacidad de acierto que he desarrollado en estos últimos años. Pero esta película no ha sido un acierto sino un hallazgo.

Jamás leo la opinión de los críticos. ¡Jamás!. Nunca antes de ver una película. Tienen el don de descuartizarla. Y la sinopsis... ¡huy, quita, quita! (por cierto, hay un monólogo en forma de carta interesantísimo hablando de los críticos). Me meto en el cine a pelo, sin protecciones ni miramientos. Y si escucho decir algo a alguien salgo disparada en dirección contraria. Por ello, mientras hacía este artículo, buscaba y buscaba información y vídeos para poneros aquí…y luego lo he pensado mejor. ¡¿Cómo?! ¿y qué me han hecho a mí los lectores para que les haga aquello que tanto detesto?. Así que abajo les dejo toda la información en los enlaces.

Desde mi punto de vista la única información relevante que necesitan saber es: ¡VAYAN AL CINE YA! ¡Y NO LLEGUEN TARDE, NI SE LES OCURRA! El principio no es bueno, ¡es espectacular!

Han introducido un pequeño corto memorable llamado Lifted que está relacionado con el argumento de la historia. No pueden perdérselo.


Elementos importantes de la película:

La risa:

Te ríes y te ríes sin parar, hasta que te duele el estomago. Te ríes como cuando eras pequeño, con los músculos sueltos, sin control, con esa risa bobalicona que sale del centro del estómago como un nudo que se afloja, y que acaba en un infinito "¡Aaaaaaay!". Te sorprendes a ti mismo a carcajada limpia en el silencio y la oscuridad del cine, pero no puedes evitarlo. Intentas controlar lo que es inútil controlar, procuras reírte más flojo. Pero nadie se vuelve, el resto está igual que tú.

Los Diálogos:

Muy inteligentes. Plantean problemas morales, dilemas emocionales, críticas ingeniosas. Es decir, su hijo (si lo tiene) se lo pasará pipa, pero en algunos momentos usted romperá en un estallido y verá como su hijo se reirá más fuerte que usted; lo hacen siempre que no saben por qué se ríen los mayores. Así que, lamentándolo, esta es una peli para niños grandes.

El ritmo:

Es trepidante, no te deja ni respirar un momento, estás absorto todo el rato en la película.

Los valores:

Ensalza valores como la amistad, la ternura, el amor y la superación de uno mismo, en parte es una historia del típico sueño americano, pero sin tener que soportar lo que yo llamo “beso de vaca”. ¿Que no sabe a qué me refiero? Prefiero no describírselo, usted imagíneselo... ¡sí! baboso, muy baboso. Ese efecto ñoño tan logrado en infinidad de veces por Walt Disney que no tendrán que soportar aquí…¡Uff!


La productora:

PIXAR: Es importante el nivel técnico que están alcanzando las películas de animación. Cualquier escenita, cualquier personaje lleva horas y más horas de trabajo de todo un equipo de creadores. Es casi imposible hacer películas de animación de forma independiente por la cantidad de trabajo, personal y tiempo que se necesitan, por ello es de agradecer que una productora invierta tanto tiempo y dinero en productos que aparte de ser altamente rentables además tengan esta calidad y buenos guiones.

De ella podemos destacar películas como Buscando a Nemo, Monstruos S. A., Los Increíbles o Toy Story.


El director: Brad Brid

¿Quién este señor? Pues para que todos ustedes digan "¡Ah!" rápidamente les diré que es el director de Los increíbles.


Branden Bird nació el 24 de septiembre de 1957 en Kalispell, Montana y, ojo al dato, hizo su primera película de animación a los 11 años y la acabó a los 13.

A la edad de 14 años Walt Disney ya se fijo en el chaval, prometedor sin duda. Bird fue apadrinado por el legendario animador Milt Kahl, uno de los Nine Old Men (nombre que recibían los más veteranos animadores del estudio).

Bird se graduó en CalArts y allí conoció al que sería el futuro cofundador de Pixar, John Lassseter. Entró a trabajar en Disney, pero lo dejó pronto y fue contratado por Klasky-Csupo en 1989. Colaboró en el desarrollo de Los Simpson. Allí trabajaría durante algunos años más como consultor ejecutivo. Posteriormente, trabajó en otras series animadas como El crítico, El rey de la colina o Family Dog.

Por fin Warner Bros lo contrató, y digo por fin, porque aquí desarrollo una de las películas más hermosas que se han creado en el mundo de la animación, a la que sin duda dedicaremos un apartado completito. Esta obra maestra es El gigante de hierro. Pero esta película no tuvo tanta difusión por parte de la Warner como otras de sus obras (¡una lástima, sin duda!) y pasó casi inadvertida.

Fue contratado por John Lassater para dirigir Los Increíbles por la que recibió un Óscar a la mejor película de animación en 2005.

Bird también ha trabajado en varias ocasiones con Steven Spielberg, participando tanto en Cuentos asombrosos como co-escribiendo el guión para la pelicula de acción real Nuestros maravillosos aliados.

Las otras pelis de Bird:

Los Increíbles.


De las tres es la que menos me gusta. Pero la verdad, es que eso no es un desprecio. Me encanta, me lo pasé genial y se la recomiendo a todos, pero creo que llego un poco tarde y doy por hecho que ya la han visto todos. Además, tras el Oscar recibido, estoy segura que también han oído hablar de ella hasta la saciedad, así que no voy a repetirme más. Les dejo información en los enlaces.

El gigante de hierro.

Esta obra pasó de largo hasta para mí. No se la promocionó suficientemente. Hace unos dos meses que me la mostró un amigo ¡Claro que él es animador! Es una verdadera belleza del cine de animación.

Una de las cosas que más me gustaron es que está realizada en un formato de animación heredero de la mejor estética Hanna- Barbera que evoca una gran sencillez y delicadeza, llena de esquematismo sin descuidar la profundidad de los personajes. Muy apropiado para contar una historia llena de segundas lecturas, una dura crítica a la violencia legitimada y llevada a cabo por los países en su afán de protegerse.

Está ambientada en una América inmersa en plena Guerra Fría, y la cuenta a través de la amistad que un niño hace con un robot venido del espacio.

La trama es una obra de orfebrería argumental. Los personajes son tratados con ternura, desde el corazón, planteando situaciones que huyen de bochornosas y melancólicas moralinas. Un equilibrio perfecto entre la fantasía infantil y el drama, que acaba en una bocanada de aire fresco, quitando peso a situaciones poco convencionales como una madre soltera, un joven chatarrero con alma de artista o un representante del gobierno obsesionado que ve enemigos por todas partes en un afán desastroso por ascender en su carrera.

Evidentemente, tanto Los Increíbles como Ratatouille (de la que he salido fascinada) son películas con un mayor presupuesto y una importante puesta en escena. Pero, si de mi dependiera, hoy el Óscar lo tendría esta pequeña joyita del cine. Más sencilla, más modesta, pero con un impecable y brillante desarrollo.



Enlaces:

Ratatouille

A los que les gusta saber qué es lo que van a ver, aquí lo tienen: todo el argumento bien destripadito y servido con juegos, vídeos y todas la farfolla adicional que quieran.

disneylatino.com

Más allá de Orión por Dragón Negro.

Vídeo You Tube

Vídeo You Tube (trailer 2)

Los Increíbles:

Psichokiller corporation por Nodens

La butaca

Vídeo You tube: Los Increíbles burbuja


El gigante de hierro:

Spaulding's blog

Todo Cine

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miércoles, agosto 15, 2007

OXÍGENO VITAL (EL RELATO DE JOSÉ VILCHES)

Torres era el primer y más famoso presentador de televisión, a través de internet, del nuevo y floreciente siglo XXI. Doscientos millones de hispanoparlantes conectados a la red avalaban su novedoso trabajo logrado a base de documentales que transigían todas las normas que habían existido (y existían) en la TV convencional. Ahora hablaba desde el porche de una gran mansión perdida en la falda de los Pirineos aragoneses:

-Hoy tenemos con todos nosotros a un hombre cuya mayor pasión es la caza, a la que dentro de poco rato dará un giro inesperado y espectacular que no deben perderse. Señor Márquez, por favor, hable a nuestro público de esa su fuerte pasión.

Márquez, un tipo corpulento, serio, con cierto aire de nobleza y pseudointelectualidad, se hallaba rodeado de una suerte de netcámaras, todas ellas conectadas a unos modernos ordenadores con el logotipo de Telenet España y comenzó a hablar para ellas:

-Sí. Vuelvo la vista atrás y me doy cuenta de que mi familia ha sido siempre amante de la caza- explicó Márquez.- He heredado de ella toda una fortuna en acciones de bolsa, tierras, un ilustre apellido (el cual es perseguido por la prensa rosa) y, por supuesto, esa extraña pasión por la caza campo a través.

-¿Su tatarabuelo cazó en Kenia a principios del siglo pasado?- preguntó Torres.- Creo haberlo leido en algún sitio, pero sería bueno que usted me lo confirmase. Al público le gustará que expliquemos estos detalles.

-Esto fue cuando los ecologistas no existían...¿Qué sabrán esos niñatos, si sólo han visto la naturaleza por la tele?. Mi antepasado mató leones, rinocerontes, sus buenos elefantes y amó la naturaleza como nadie, creo que una cosa no quita la otra. El ser humano desciende de monos que tenían que matar para sobrevivir, no se puede esconder ese instinto primordial.

-¿No cree, en absoluto, que esos tiempos han pasado?. Procure responder con toda sinceridad- aconsejó Torres.- Piense que este tipo de programas lo ve mucha gente y seguro que entre ellos tendremos biólogos y ... ecologistas.

-El instinto permanecerá con nosotros, indeleble, por muchísimo tiempo- fue la seca respuesta de Márquez.

-Sí, puede que tenga razón, pero ¿no considera que la caza ya no es prioritaria como medio de supervivencia?- aventuró Torres.

-La caza está más viva que nunca, de hecho siempre lo ha estado. Tal vez no sea la persona más indicada para decir si es o no prioritaria para sobrevivir. En mi caso parece que lo es, si me quitaran ésto sería lo mismo que si me privaran de oxígeno. Los de una corriente religiosa cazan a los de otra, unos políticos cazan a otros, los militares tampoco es que estén por la faena de dejar la caza, una multinacional se come a la otra, nórdicos que acaban con las focas, hinchas de un equipo de fútbol que acorralan a los de otro para matarlos, maridos que apalean a sus mujeres, jefes que machacan a sus empleados...¡Todavía no nos hemos quitado la piel de mono!...Esas personas tampoco desean ser privadas de su oxígeno vital. Todas las cosas horribles que suceden en el mundo nos vienen impuestas por genética, una espiral de violencia que en el pasado era aceptada y ahora no, pero de la que no nos podemos librar- fue la contundente sentencia de Márquez.

Las netcámaras se desplegaron abriendo el primer plano mostrando toda la fachada del campestre edificio. En el centro estaba el señor de la casa armado con un potente rifle con mira telescópica, a su derecha e izquierda tenía a sendos hombres armados de igual manera...Torres apareció en primer plano para explicar al espectador lo que estaba viendo y lo que iba a presenciar a continuación:

-Tenemos al señor Márquez y sus dos habituales compañeros de caza, armados hasta los dientes, en la hacienda del primero. Resulta evidente que se disponen a salir de cacería y dicha acción va a ser retransmitida en riguroso directo para todos ustedes. Pero, ¿pueden imaginar cúal va a ser su objetivo...?. Descúbranlo tras estos minutos publicitarios.

El objetivo voló por encima de los tres hombres armados, los cuales se dirigían hacia un bosque cercano, y la imagen se fundió con el logotipo de Telenet España.

* * *

“Tenía un resquicio de memoria. Tan sólo ocurría en un caso de cada cien mil. Normalmente esta clase de clones eran detectados en la línea de producción y deshechados automáticamente. Los ingenieros consideraban aceptable el hecho de que se les pudiera escapar uno de cada millón y yo era ese uno”.

“Fuimos cargados, como si de ganado se tratase, en un sucio camión que nos llevó a las montañas. Al principio estaba tan aturdido como mis nueve compañeros, pero poco a poco comencé a recordar. Él tenía una familia, una mujer y unos hijos, una casa, un semitrabajo y una vida más bien monótona: ¡YO ERA SU CLON!”.

“Ignoraba a donde nos dirigíamos, pero no podía tratarse de un sitio agradable, dadas las circunstancias del medio de transporte. Me vino a la memoria el transporte de judios en la segunda guerra mundial...”.

“Intenté hablar con mis compañeros de viaje los cuales se limitaron a mirarme, idiotizados, mientras se disputaban unas manzanas podridas que nos habían echado como refrigerio. Ellos no hablaban. No eran como yo. Evidentemente, no tenían un resquicio de memoria”.

“Todos estábamos aquí por dinero. Nuestros originales vendieron su ADN y recibieron por ello un millón de euros cada uno, además de un contrato en el cual se especificaba su desvinculación total con su clon. Mi original ya lo ha hecho tres veces: la primera vez con fines médicos (para poseer su propio banco de órganos), la segunda vez con fines laborales (envío de un clonobrero para una insegura central nuclear española) y, esta tercera, para un programa de telenet en directo”.

“Nos soltaron en mitad de un húmedo bosque. Teníamos reflejado en el rostro una especie de terror estúpido y lo único que hicimos fue agruparnos en un montón para quitarnos el frío de encima, puesto que nuestra vestimenta consistía en un fino mono de color verde oliva. Como veían que de ahí no nos movíamos, a pesar de los gritos y los insultos, decidieron echarnos unos cuantos perros de raza pit bull. Entonces sí que corrimos como gallinas asustadas, más de uno se dejó alli la tajada de carne clavada en los temibles colmillos de aquellos diabólicos perros”.

“Aquello sólo fue el aperitivo. Vi caer a todos los clones, uno a uno, en cuestión de tres cuartos de hora. Tres energúmenos armados, seguidos por unas extrañas cámaras, se encargaron de ello. Cabezas reventadas, pechos abatidos...Sangre por todos lados”.

“Conmigo, de momento, están teniendo más trabajo. He conseguido darles esquinazo en varias ocasiones e incluso he intentado alejarme del bosque, sólo para descubrir que se trata de un recinto privado dotado de una larga valla electríficada. Nuevamente el recuerdo de los judios ha asaltado mi memoria”.

“Es injusto que esto me esté pasando. Mis compañeros han muerto antes de saber que existían. Yo voy a morir sabiendo que existo. No quiero morir”.

“En un golpe de suerte he conseguido arrebatar el arma a uno de mis perseguidores, le he descerrajado todo el cargador a bocajarro al tiempo que le gritaba: -¡Toma cabrón, para que sepas lo que es esto!. Una cámara se me ha aproximado, si esas cosas tuvieran sentimientos hubiera asegurado que parecía perpleja”.

“Esto se acaba. Un certero disparo me ha alcanzado en el cuello. Noto como mi propia sangre me empapa el cuerpo. Las piernas me flaquean y mis pulmones buscan aire donde sólo hay cuajarones de sangre. Si hubiera tenido la oportunidad de escapar podría haber sido un hombre libre con una identidad propia. Tal vez algún clon lo consiga el día menos pensado. No quiero morir. Envuelto en la bruma de la señora muerte me regocijo con la cara que puso el hombre al que maté hace unos instantes. El oxígeno vital me abandona por completo justo antes de caer al húmedo suelo. La función ha terminado”.

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viernes, agosto 10, 2007

MANIFIESTO ARTISTICO. "Prólogo de un libro jamás escrito"

Este es un texto que saco hoy del baúl de los recuerdos, algo que no ha gustado a casi nadie que lo ha leído pero que, casi seis años después, sigo defendiendo a pies juntillas (y con esto no me refiero a que creo palabra por palabra todo lo que digo, tengo la sabia costumbre de no hacerlo jamás, sino a que se mantiene de pie y por sí solo, sostenido por una lógica, extraña, pero lógica al fin y al cabo). Un texto que significó mucho en mi vida, y supuso una gran liberación en muchos aspectos. Un texto que jamás vio la luz y que hoy me tiembla entre las manos como brasa caliente, reclamando el derecho a ser expuesto a la opinión de los demás, (si es que ustedes gustan), ya sea para criticarlo, ignorarlo, venerarlo o maldecirlo.

Además me trae gratos recuerdos de mis inicios de mi amistad con Susana a la que hoy quiero dedicárselo con afecto.

PRÓLOGO DE UN LIBRO JAMÁS ESCRITO.

…Y es que he vuelto a necesitar escribir mis últimas paridas. Me he propuesto otro loco proyecto a largo plazo que, casi con seguridad, terminará en la bolsa de “papel para reciclar”.

Voy a escribir un libro, ¡SÍ!, uno de esos pestiñazos entrañables en donde se nos cuenta nuestra propia vida de forma misteriosa y elegante. Y es que… ¡qué bien nos sentimos cuando nos identificamos con el protagonista!...o cuando le suceden cosas, que si bien no nos han pasado, imaginamos en un rincón de nuestro subconsciente que así fueron.

He comentado mi proyecto con algunos amigos, pero de mi entorno más cercano sólo recibo desmoralizaciones. Yo hablo demasiado, trabajo poco o casi nada, y fumo más de la cuenta. Lo cual, como es natural, da una suma de: “absoluto y total descrédito social”. ¡Me lo he ganado a pulso!, años de duro esfuerzo en comentarios a destiempo e impertinencias; improperios, delirantes afirmaciones y una repelente repetición de lo que se acaba de decir, algo así como:…-¡Oye! ¡Que yo también lo sabía!-

¡Y sí! Se trata de una delirante tendencia al fracaso, a la capacidad implacable de demostrar a todos que soy una auténtica impresentable.

Además, ¿POR QUÉ ESCRIBIR?... ¿Acaso mi vida es interesante? ¿Para quién? ¿Para mí?, ¿para mis amigos?, ¿solo para mis amigos? ¿Podría siquiera valer como testimonio?... ¿cotilleo?… ¿documento? o ¿entretenimiento?...Directamente, ¿por el placer de poner a otros en el compromiso de que tengan que leerlo?... ¿Pasaré de la segunda página?, ¿contaré la verdad sobre mi vida?, o ¿me la volveré a recontar de un modo más convincente?

Y es que soy una ambiciosa muy vaga, pero con buen gusto. Admiro el trabajo bien hecho, lo complicado, ¡la escasa! pero impresionante inteligencia del ser humano. ¡Qué sería de nuestras pobres almas sin esas pequeñas estrellas fugaces que van alumbrando el penoso caminar de la historia de la humanidad!... ¿Acaso sería lo mismo la vida escolar de todos nosotros, si en los libros no aparecieran nombres como Leonardo da Vinci, Chopin, Pascal, Arquímedes, Beethoven o Napoleón?

Cuánto me hubiese gustado comprenderlos. Compartir con ellos aquellas vivencias que hicieron que se despegaran de la vulgaridad. Esa que inevitablemente parece que se adhiere a las sábanas cuando tienes que levantarte para comenzar con otro día real, lejos de extraños e imposibles mundos oníricos. Y es que tener una excusa para poder volver a recrearse en esos universos paralelos que desaparecen con el despertador es fantástico. Es así como comienza uno con estas absurdas ideas de escribir libros, decírselo a los amigos y obligarles a leer memeces.

Me empeño, y no se por qué, en realizar todas aquellas actividades sublimes para las que me han dicho que soy un petardo. No sé si por un sentimiento íntimo de superación, o para dejar más en evidencia mi portentosa estupidez. ¿Quién sabe? Igual suena la flauta de Bartolo...Y si no, os lo aseguro, qué bien sienta un ataque de sinceridad cruel. Mi desnudez libertadora, la que ahora y para siempre dejo impresa en estos papeles, me hace hoy inmune a todos vuestros reproches. Mis vergüenzas, que se asoman a mi exterior, me hacen por fin auténtica en mí ser. Soy yo, sin más, sin pasado y con futuro, que me enfrento a mi conciencia social, siempre pobre, siempre menguante. Un estorbo del que hoy me deshago para dejaros libres, que penséis de mí lo que os dé la gana, pues hace tiempo descubrí que no puedo evitarlo.

Es cierto que hay personas que, realizando sus actuaciones en el voraz escenario de la vida social, hacen pensar a su grupito que son distintos, que tienen algo especial, cierto talento, pero yo no me lo trago. Lo he intentado, pero mi propia existencia, hoy felizmente desmoronada, se ha alimentado de esto largos años. Me quedo con mi sincera exposición de una realidad sin adornos. No quiero pasarme la vida escondida detrás de lo que puedan ver los demás en mí. Y no por nada en particular, simplemente me aburro.

Ser único e irrepetible es sencillo. Todos lo somos desde nuestra anónima vulgaridad. Pero tener que hacérselo creer a los demás, es como llevar puesto un incómodo traje de alambres que además te tira de la sisa. Y es que, ¿cómo ser correctamente especiales? En mi peligrosa imaginación se filtran mis anhelos, deseos, valores e inmundicias, ofreciéndome un vasto imperio que gobierna todo mi ser. Aparece cuando le place frente a los demás. Crea malestares y cruces de miradas entre rostros contraídos, los mismos que intentan convencer al resto de que están tocados por manos divinas. Aquellos, cobardes, que jamás se miraron al espejo para ver su propio reflejo, sino para revisar su imagen. Perturbados, se preguntan qué me pasa. Les doy pena por vivir una existencia tan tortuosa donde mi mundo paralelo se confunde con la vida cotidiana.

En cambio, es este rasgo, mi personal visión del mundo, lo que me acerca a él, y todas esas personalidades que sufrieron, sintieron, amaron, desearon y, sobre todo, buscaron y buscaron... Igual que yo, igual que los protagonistas de los libros que quería escribir solo para vivir más cerca de ellos, para soñarlos a mi antojo y conseguir nuevas conquistas para mi Imperio.

No somos nadie. Es muy doloroso llegar a esta conclusión. Pasarnos la vida inmersos en la masa del pueblo alumbrados por escasas estrellas fugaces que hoy, desde el reflejo de la televisión, brillan cada vez menos. Comprender que tu importancia en este planeta es la misma que la de una hormiga para el hormiguero: la aplastas y aparecen veinte mil más. O la de una mota de polvo en el aparador. Así de relevante es nuestra existencia. Por ello buscamos mil estratagemas para ser alguien. Nos ponemos nombres, y soñamos con frecuencia que ese nombre pasa a la inmortalidad de la Historia o significa algo cósmico en nuestros círculos habituales. En nuestros sueños más profundos aspiramos a conquistar el tiempo desde una identidad que se nos vuelve ficticia. La hipocresía social de cualquier velatorio nos lo recuerda: “¡Ay, no somos nadie¡”.

Pero llega un momento en la vida de toda persona, justo después de la adolescencia, en donde ser alguien empieza a dejar de tener importancia. Por supuesto que no todo el mundo deja de ser adolescente. Yo ¹, tengo veintinueve años y tan solo veo pequeños rasgos de perdida de hormonal estupidez, en algunos momentos lúcidos como este. Mi padre, por ejemplo, es un adolescente de sesenta primaveras. Aún le aterra la idea de no ser nadie, por eso tiene sus amigos, sus influencias, sus contactos. Un meticuloso entramado social, regado con abundante alcohol, que le hace pensar que es una pieza indispensable. Pero la verdad es que cuando mi padre muera los bares y su mundo seguirán existiendo, y a nadie le importará. En cambio yo, quedaré definitivamente huérfana, y mi existencia habrá cambiado en su totalidad.

Es ahora que comprendo mi total inutilidad cuando puedo entender el lenguaje de mi pensamiento: simbólico y atemporal. Así como el amante repite para sí eternamente el primer beso de su amada, porque es suyo y podrá repetirlo cuantas veces quiera. Incluso mientras trabaja o está rodeado de gente. En ese momento es inmortal. Es un dios creando la realidad. Pues la evocación del pasado no es un viaje atrás en el tiempo, sino que es éste el que llega a nuestro momento actual y vuelve a nacer, siempre diferente, siempre alterado en algún matiz. Y es que si hay algo irreal es el pasado, que siempre volverá a nosotros pero no ya como tiempo sino como pensamiento.

...Y claro, si no escribo reviento. Porque mi pequeña cabecita no para, no puedo dejar de pensar en el tiempo, el espacio, el sexo, el sentido de la humanidad, la reencarnación del gorgojo de la patata o por qué demonios no funciona la lavadora.

Y, cuando estas ideas vienen a mí, sé que ninguna de ellas es más importante que la anterior. Por ello expreso en público igual una cosa que la otra. Y claro, estoy "loca", felizmente "loca". Porque solo los locos dejan libre el pensamiento entremezclando la realidad superflua con los profundos pensamientos. Por supuesto, siempre están los que habitan en una y única realidad plana, como la meseta de la Mancha. Y otros que, a base de golpes y reprimendas, como cuando se arranca un trozo de una montaña para construir una autopista, también se vuelven planos. Dolidos, se avergüenzan de sus protuberancias, de sus sensuales valles escondidos o del rayo destructor que trae consigo la muerte.

Desde nuestras pequeñas y repetidas vidas, nosotros somos los protagonistas de una realidad demasiado uniforme, demasiado egocéntrica y vacía de significado. Tenemos tanto miedo de ver nuestro singular reflejo, tan poco parecido a los héroes de nuestro subconsciente, absolutamente imprescindibles, que empezamos a odiar al otro por recordarnos que nuestras ilusiones, que son los hijos muertos en la monotonía, no tienen cabida en las empobrecidas relaciones humanas.

Si no fuera por la literatura, la pintura, la música, de las cuales hacemos uso (unos con más gracia que otros), estaríamos muertos. Espiritualmente muertos. Yo misma me he ahogado tantas veces. Sé de las vergüenzas sufridas cuando nuestro cerebro decide ponerse a funcionar por su cuenta, porque he mirado con el rabillo del ojo demasiadas veces a mi alrededor. He rectificado infinitas veces mis afirmaciones para que no se trasparentase mi locura, la inmensidad de mi interior. Y no es que no sepa actuar como los demás, es que por algún extraño motivo, NO ME DA LA GANA.

Si no fuera por la capacidad artística que libera dulcemente nuestra realidad paralela, la que, oculta o no, ocupa la mayor parte de nuestra existencia, jamás hubiese llegado el silencio a mi boca cuando estoy con los amigos. A los cuales y con cariño pido perdón por haberlos usado como ² “mi libreta” tanto tiempo. Claro síntoma adolescente que recientemente empiezo a contemplar, como el primer beso del amado, siempre mío pero jamás repetible del pasado.

  1. Coma que no denota falta de formación gramatical, sino puro y duro egocentrismo ¿Acaso no soy un todo en si mismo? ¿No formo una oración gramatical completa? ¿Necesita el yo de complementos banales como el verbo? Y si así es ¿a quién le importa?
  2. Dícese de una libreta que llevo siempre en el bolso en la que apunto la primera chorrada que se me ocurre, sea relevante o no.

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lunes, agosto 06, 2007

EL CAPRICHO DE LA PRINCESA



Leo en El País esta historia de belleza y obsesión digna del mismísimo Bécquer, llamada El capricho de la princesa, que por maravillosamente contada me permito fusilar:

Pasión por lo bello. Sin ella no existiría una de las obras maestras de Antonio Canova (Possagno, 1757-Venecia, 1822), la escultura El príncipe Henryk Lubomirski, como Amor, pieza estrella de la muestra con la que la localidad natal del artista, una de las principales referencias del neoclasicismo, ha querido rendirle tributo en el 250º aniversario de su nacimiento.

La escultura, que se expone por primera vez en Italia, ha recorrido un largo viaje desde el museo del castillo de Lancut (Polonia) hasta el Museo de yesos en Possagno, muy cerca de Treviso y al noroeste de Venecia. Forma parte de una exposición que reúne, hasta el 1 de noviembre, una treintena de mármoles, calcos en yesos y pinturas del artista basados en el mito de Eros. Concluida la muestra, "el principito de la boca temblorosa" -en palabras de la poetisa veneciana Isabella Teotochi Albrizzi-, "capricho eternizado en mármol", volverá a Lancut, lugar donde parece haber sido colocado para la eternidad.

Hasta entonces, en Possagno, creaciones de danza contemporánea, conciertos y visitas nocturnas guiadas a la luz de lámparas que reproducen la iluminación de la época ofrecen un verano en torno al canto a la belleza clásica. La historia del mármol es ya en sí misma toda una aventura.

La princesa Elzbieta Lubomirski, rica e ilustrada -procedía de la poderosa familia Czartoryski-, ya viuda, se topó con el hijo de los condes Sartoriski, parientes lejanos de su difunto marido, y quedó prendada de la belleza del niño, casi adolescente. Lo quiso adoptar, pero los padres, en principio, se negaron. Entonces, cuenta la leyenda, una noche de invierno lo raptó mientras dormía. Ofreció a sus padres una jugosa dote a cambio de responsabilizarse de la educación y formación artística del muchacho. Los progenitores aceptaron.

La princesa, inmensamente poderosa e influyente en su tiempo, era una apasionada del mundo clásico y coleccionista de arte. Emprendió con su protegido (en el que veía obnubilada una reencarnación ideal de los fundadores de su saga) el llamado gran tour en carroza, privilegio de potentados de la época, un largo viaje por Viena, París, Venecia, Milán, Florencia, Roma.Elzbieta y el joven frecuentaron salones, estudios de artistas, cortes aristocráticas y anticuarios. La princesa compraba mármoles antiguos -la acompañaba el arqueólogo Stanislav Kostki-Potocki como parte de su séquito- y hacía retratar al efebo por artistas de renombre, como Angelica Kauffmann, Mary Cosway o Elisabeth Vigée-Lebrun, que lo representó desnudo y alado como Genio de la gloria y del amor, con una corona de laureles en la mano.

La euforia que despertaba el principito allá donde iba quedó reflejada en libros de viajeros y obras de arte. Madame de Staël, siempre atenta a la belleza apolínea, lo menciona en varios escritos con admiración. La reina María Antonieta de Francia oyó decir que en la clase de Gaetano Vestris, el más importante maestro de ballet de su tiempo, había un "pequeño ángel", y quiso conocerlo enseguida.París también sucumbió a la belleza del príncipe polaco y, a partir de entonces, tuvo asimilado el sobrenombre de El Ángel. Henryk tocaba el arpa y bailaba ballet. La princesa viuda logró casarlo años después con su única sobrina, lo que le permitió declararle heredero principal, por encima de sus hijas, y sellar una unión que la emparentaba con él de facto.

Cuando llegaron a Roma en los primeros meses de 1786, la princesa viuda y El Ángel se hospedaron en un palacio en la plaza de España. Visitaron al escultor Antonio Canova que, a la sazón, se afanaba en la terminación de algunas de las estatuas del monumento funerario al papa Clemente XIV. Canova, al principio, rechazó la solicitud de la princesa para que retratara al muchacho, puesto que detestaba trabajar de encargo. Pero ante la insistencia de la acaudalada polaca, acabó por aceptar y, en primavera, comenzó el modelado en barro.Henryk, descrito como reservado y tímido, casi huraño, rechazó posar desnudo para Canova. El escultor sólo hizo el retrato de la cabeza del natural; para el cuerpo, compró al copista restaurador Carlo Albacini, por 20 escudos y como patrón estético, una escultura antigua, que versionó con cambios (el arco y el carcaj, el tronco de apoyatura, la inflexión de la rodilla y los tres cuartos del tronco axial).

Los cuadernos autógrafos de Canova señalan cómo el 2 de julio fue entregado el modelado de arcilla a los moldistas para que realizaran el primer yeso; el 2 de octubre de 1786, un asistente, Gaetano Ceroti, comenzó a desbrozar el bloque de mármol. Canova trabajaba según el canon helenístico, siguiendo pasos de minuciosa artesanía, patrón que también practicaba Houdon, entre otros escultores de su tiempo.

La decisión de representar al joven Henryk como Eros fue de Canova y dio lugar a una larga serie de obras canovianas con este argumento, inspirado en la cita de Platón de que "Eros era el más bello y el más bueno entre los dioses, el más joven, de naturaleza delicada y flexible".

En su autobiografía, Canova relata que el artista consideró al muchacho "digno de una obra", a pesar de "su repugnancia al retrato de encargo, debiendo ceder a la inoportuna insistencia de la princesa polaca Lobomirski". Una obsesión que ha sido comparada, salvando las distancias de género y época, a la del emperador Adriano por el bitinio Antinoo; o, como describe Giuseppe Pavanello, "una suerte de Tadzio de fines del setecientos", en referencia al personaje creado por Thomas Mann en Muerte en Venecia.

Fue así como nació lo que luego sería una auténtica fiebre por el joven príncipe, hasta el punto de que proliferaron las copias y reproducciones, hoy repartidas por todos los museos del mundo. Destaca la anécdota de cuando el joven John David La Touche, hijo único de un rico banquero irlandés, llegó a Roma en 1789 y se hizo con una versión que le acompañó toda la vida; o la del príncipe ruso Nikolái Josupov, que colocó la suya en su palacio, mirando al río Fontanca (se encuentra desde 1926 en el Hermitage).

Al volver de su periplo al castillo de Lancut, la princesa hizo redecorar un salón: colocó dobles columnas clásicas de mármol y, como fondo, una tela antigua china que representa al ave fénix; también abrió óculos laterales para que la luz natural bañara suavemente la escultura.Un cronista escribió: "En Lancut, bajo la techumbre, vuela como un ángel desnudo, está de pie como Hércules, lanza la flecha como Apolo, suspira como Adonis, sopla como Zéfiro...". La obsesión de la princesa le hizo encargar a Canova dos yesos más, copias idénticas al mármol. Colocó una de ellas en sus aposentos y también atesoró más copias de la cabeza, tanto temía perderlo. Durante las dos guerras mundiales, el castillo permaneció en medio de las refriegas. Durante la segunda conflagración fue ocupado por las tropas alemanas, pero nadie tocó el mármol de Canova.

Se cuenta que, ya anciana, la princesa se hacía llevar en penumbra a la sala donde estaba Eros, y la acercaban en su silla para que pudiera acariciar el pie derecho del mármol, que se adelanta hasta el borde de su base, como si fuera a andar.

ROGER SALAS - Possagno - 06/08/2007

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miércoles, agosto 01, 2007

UN CANTANTE , UNA GUITARRA Y UNA COCINA.

Antes que nada quiero darle las gracias a Izaskun por mandarme algo que denominaré como "ESTO".

Tengo una hipótesis un poco extraña sobre el arte, pero no por eso menos válida. Considero que cuando algo raya en lo grotesco y lo cutre hasta el punto que te deje sin palabras, vuelve a ser arte.

El vídeo que viene a continuación es una prueba de ello.

Por cierto, si hay niños observando NO INTENTÉIS NUNCA HACER ESTO CON LA COCINA, ES PELIGROSO (sobre todo cuando lo vean vuestros padres).


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